A diferencia de los perros, los gatos pueden ser menos expresivos y más indescifrables en su comportamiento. Por lo tanto, es necesario observarlos detenidamente para saber interpretar su lenguaje, que se asocia sobre todo a la posición y el movimiento de las orejas, los ojos, la expresión facial y la postura corporal.
Hoy te damos algunos consejos para facilitar esta tarea:
Cuidado con los oídos y todo tipo de comportamiento no verbal
Si estamos atentos, las orejas de un gato pueden decirnos mucho: