Los gatos, especialmente cuando son gatitos, están muy expuestos a parásitos internos. Algunos de esos huéspedes indeseados pueden no causar síntomas evidentes al principio, pero si no se tratan, pueden provocar cuadros graves. Aquí explicamos los parásitos intestinales más comunes en gatos, cómo se contagian, los síntomas que pueden aparecer y por qué es muy importante tratarlos.
¿Cuáles son los parásitos intestinales más frecuentes?
- Áscaris (lombrices redondas): Se trata del parásito intestinal más habitual en gatos, con una prevalencia que puede ir desde el 25 % hasta el 75 %, siendo los más jóvenes los más afectados. Estas lombrices adultas miden entre 4 y 8 cm, son de color crema y se instalan en el intestino.
- Anquilostomas: Son parásitos más finos, de menos de 1 cm, que se adhieren a la pared intestinal y se alimentan de la sangre del gato. Pueden causar anemia, sobre todo en gatitos o en casos de infección fuerte.
- Tenias (Dipylidium o Taenia spp.): Estos parásitos tienen cuerpo largo y plano, con segmentos llenos de huevos. Su forma de infección suele estar asociada al ingerir pulgas infectadas o animales pequeños que las porten. Los segmentos viejos se desprenden y pueden verse en las heces o alrededor del recto del gato, parecidos a granos de arroz.
Vías de contagio
- Ingestión de huevos: los gatos pueden infectarse al ingerir huevos de parásitos presentes en el ambiente.
- Contagio vertical: las madres pueden transmitir larvas a sus crías a través de la leche, realizándose la infección desde temprana edad.
- Larvas en la piel o por lamido: algunos parásitos penetran la piel o entran al gato por lamer zonas infestadas o al ingerir animales de los que se alimentan habitualmente. Esto sucede con los anquilostomas.
- Pulgas infectadas: en el caso de las tenias, una fuente habitual de infección son las pulgas que transportan los huevos.
¿Qué síntomas pueden aparecer?
No siempre los parásitos se manifiestan claramente, sobre todo en gatos adultos. Pero cuando sí lo hacen, estos son algunos de los síntomas más comunes:
- Vómitos
- Diarrea
- Estreñimiento
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso
- Anemia (sobre todo en gatitos o infecciones severas)
- En casos de infección por anquilostomas, heces oscuras o presencia de sangre puede ser señal de que hay pérdida de sangre interna.
¿Por qué es importante tratarlos?
Porque una infección no tratada puede debilitar seriamente al gato. Los gatitos son particularmente vulnerables: tienen menos reservas, su sistema inmune aún no está completamente desarrollado, y lo que para un adulto puede pasar desapercibido puede para ellos ser muy grave. En algunos casos, la anemia por parásitos internos puede poner en riesgo la vida del animal.
Prevención y tratamiento
- Mantener buenos hábitos de higiene en la caja de arena, limpieza frecuente de los espacios donde se mueven los gatos.
- Uso regular de desparasitantes internos, especialmente si tienes gatitos o si el gato sale al exterior.
- Vigilancia: observar si hay síntomas como los mencionados, revisar las heces, observar segmentos de tenia cerca del ano o en las deposiciones.
Consulta al veterinario siempre que sospeches que haya infección. El profesional podrá hacer análisis coprológicos para detectar huevos de parásitos y recetar el antiparasitario adecuado.