Cuando observamos a nuestro gato, nos parece que está al acecho, atento a todo … y, sin embargo, lo que realmente ve es algo bastante distinto a lo que nosotros percibimos.
¿Cómo funciona la vista de los gatos?
Aunque pueda parecer lo contrario, los ojos de los gatos no son simplemente una versión “mejorada” de los nuestros. Tienen adaptaciones muy específicas que les permiten ser depredadores eficaces, pero también algunas limitaciones que les diferencian de los humanos. Por ejemplo, un gato solo puede ver con claridad hasta unos seis metros, frente a los aproximadamente treinta metros que podemos alcanzar los humanos.
Por otro lado, su campo de visión es más amplio que el nuestro: mientras que nosotros vemos en unos 180 grados, el gato alcanza alrededor de 200 grados gracias a la posición de sus ojos.
Además, su ojo es especialmente sensible al movimiento. Esa característica —casi “radar” interno— les ayuda a detectar rápidamente cualquier pequeño desplazamiento a su alrededor.
¿Ven los gatos en blanco y negro?
Aquí viene una sorpresa: no, los gatos no ven solo en blanco y negro (lo cual es un mito bastante extendido). Más bien, son dicromáticos: su visión funciona con dos tipos de conos especializados en el ojo, lo que significa que su percepción del color es limitada, pero no inexistente.
Según el artículo, los felinos ven el mundo principalmente en tonos de azul y verde, mientras que colores como el rojo o el naranja se les escapan o los identifican con mucha menor nitidez. También, de forma interesante, son capaces de detectar rayos ultravioleta o, al menos, cierta radiación que nosotros no captamos.
Así que cuando tu gato te mira y parece “no ver” ese juguete de color rojo brillante que tú le ofreces… quizá no es que no quiera jugar, sino que simplemente no lo distingue de la forma en que tú lo haces.
¿Pueden ver en la oscuridad?
La respuesta corta: no completamente. Pero sí están muy bien preparados para ver en condiciones de poca luz. Son adaptados a crepúsculos y noches, gracias a varias características clave:
- Tienen pupilas verticales que pueden contraerse o dilatarse con gran rapidez para ajustar la cantidad de luz que entra en el ojo.
- Poseen una mayor densidad de bastones (fotorreceptores sensibles a la luz tenue) en la retina, lo que les da ventaja cuando la luz es escasa.
- Y además cuentan con una capa reflectante detrás de la retina (“tapetum lucidum”), que refleja la luz que no ha sido absorbida permitiéndoles una “segunda oportunidad” para captar lo que está en la penumbra.
¿Cómo nos ven a nosotros?
Aunque el gato tiene excelente habilidad para ver el movimiento y detectar contornos, cuando se trata de distinguir detalles —como los rasgos de nuestro rostro— su visión a distancia es más limitada. Este matiz es importante: tu gato te reconoce, sí. Pero lo hace en base a un conjunto de estímulos (olor, postura, sonido) más que por ver perfectamente tu cara como lo hace otro humano.
¿Por qué importa para ti como dueño?
Lo cierto es que entender cómo perciben los gatos el mundo puede ayudarte a mejorar tu comunicación con ellos y su bienestar. Aquí van algunas implicaciones prácticas:
- Cuando juegas con un ratón de juguete de color rojo o naranja brillante, quizá para ti es muy llamativo, pero para tu gato puede resultar menos atractivo visualmente. Probar con representaciones en azul o verde o juguetes que se muevan podría ser más estimulante para él.
- Un entorno muy iluminado o con muchas luces chillantes podría ser incómodo para su visión concentrada. Ofrecer zonas con luz tenue o rincones tranquilos le puede gustar más.
- Dado que perciben muy bien el movimiento, evitar movimientos bruscos al acercarte a ellos (por ejemplo, cuando duermen) ayuda a que no se sobresalten.
- Por la noche, si quieres que se sienta seguro, asegúrate de que tenga acceso a zonas donde pueda ver algo de contorno o sombra: aunque no vea como tú, sí aprecia formas y siluetas y eso le da seguridad.
