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¿Mi perro puede estar deprimido?

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La tristeza en los perros es más común de lo que parece. Sí, los perros pueden sufrir depresión. Aunque no se trata exactamente del mismo tipo de depresión que se diagnostica en humanos, muchos presentan síntomas emocionales y conductuales que se asocian con estados depresivos. Reconocer las señales es el primer paso para ayudar a tu compañero peludo.

¿Cuáles son las causas más comunes?

Según los especialistas, las principales causas de depresión en perros incluyen:

  • Cambios en el entorno o en la rutina (como una mudanza o la ausencia prolongada de su cuidador)
  • Pérdida de un ser querido (ya sea otro animal o una persona cercana)
  • Falta de estimulación física y mental
  • Enfermedades o dolor crónico
  • Aislamiento o soledad (por ejemplo, perros que pasan muchas horas solos al día)

Señales de alerta a las que deberías prestar atención

Estos son algunos comportamientos que pueden indicar que tu perro está atravesando un estado depresivo:

  • Apatía o pérdida de interés por actividades que antes le entusiasmaban
  • Falta de apetito o cambios en sus hábitos alimentarios
  • Alteraciones del sueño (dormir en exceso o tener dificultad para descansar)
  • Tendencia a aislarse o evitar el contacto con la familia
  • Ladridos, gemidos o vocalizaciones inusuales
  • Comportamientos repetitivos (lamerse constantemente, dar vueltas en círculo…)
  • Agresividad o irritabilidad sin una causa clara

Cómo ayudar a tu perro a superar la tristeza

Si sospechas que tu perro está decaído, aquí tienes algunas formas de ayudarle:

  • Aumenta los paseos y los estímulos: prueba nuevas rutas, pasa más tiempo al aire libre, ofrece juguetes interactivos
  • Refuerza el vínculo emocional: dedica tiempo exclusivo para estar con él sin distracciones (caricias, cepillados, juegos sencillos…)
  • Crea una rutina estable: mantener horarios fijos para las comidas, los paseos y el descanso genera seguridad
  • Evita dejarle solo durante largos periodos: si es necesario, valora contar con un cuidador o llevarle a una guardería canina
  • Premia los pequeños avances: si vuelve a jugar o come con ganas, celébralo y refuérzalo con cariño

Si los síntomas persisten o empeoran, consulta con tu veterinario. En algunos casos, puede ser recomendable el apoyo de un especialista en comportamiento animal o incluso recurrir a medicación para recuperar su equilibrio emocional.

La salud mental también cuenta

La salud emocional de nuestros perros es tan importante como la física. Si notas que está más triste, apagado o diferente a como solía ser, no lo ignores. Con atención, cariño y, si hace falta, ayuda profesional, tu perro puede recuperar su alegría y volver a ser ese compañero lleno de energía y vitalidad que siempre has conocido.

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